lunes, 31 de mayo de 2010

Game over












¡Y se acabó nomás! En tiempo y forma, sin estiramientos forzosos y sin un capítulo de más. Un mérito en sí mismo para esta TV de hoy, en que los programas exitosos se estiran más allá de lo lógico e imaginable.

Así, tras seis fantásticas temporadas pletóricas de acción y misterio creciente, llegó a su fin Lost; a mi entender, una de las mejores (si no la mejor) serie jamás filmada.

Me parece innecesario contar un final que ha visto ya medio planeta, pero sí puedo decir que éste no fue precisamente feliz.

Pero bueno, si nos atenemos a que toda esa muchachada linda (Jack, Kate, Sawyer, Locke, Hurley, Sayid, Desmond et al), cuyas existencias giraron durante seis años alrededor de esa extraña isla, estaba ya bastante perdida (gran alegoría con la cual jugó siempre el título de la serie), el reencontrarse en ese mágico sitio previo al paraíso hasta podría considerarse regocijante.

Se podrá polemizar acerca de si el desenlace fue justo o si los personajes merecían una mejor suerte, pero no se puede negar que el final estuvo a la altura de la historia toda. ¿Que quedaron misterios por explicar?, claro que sí. Pero a eso apostó la serie desde el primer día, a imponer interrogantes. Así que no fue error u omisión ni falta de muñeca de guionistas y productores (con el inteligentísimo J. J. Abrams al frente) el evitar las explicaciones finales; se trató más bien de otra magistral jugada del equipo en pos de lograr una vuelta de tuerca más.

En fin...

Se terminó Lost, gente, he ahí la cruda verdad. Y con ella, un dignísimo ejemplo de que la tan vituperada televisión puede dar para mucho (muchísimo) más que Tinelli, Rial, reality shows pedórros, y concursos que persiguen tres minutos de gloria.

Sólo queda esperar a que alguna otra serie, en algún momento, apueste por la inteligencia del público. Y hasta tanto, miraremos nuestra colección de dvd. ¡Qué vachaché...!

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