sábado, 27 de septiembre de 2008

So long, Paul


Hay noticias que jamás desearíamos dar, pero que son parte de la vida, tristemente.

Hoy nos ha dejado el gran Paul Newman.

Un comunicado de su fundación Newman's Own, informó que el actor y director estadounidense de 83 años, quien habría padecido cáncer de pulmón, falleció en la tranquilidad de su hogar y rodeado de su familia: la actriz Joanne Woodward y sus hijas, tal cual fuera su deseo, cuando en agosto pasado decidió dejar el hospital en donde estaba internado.

Nacido el 26 de enero de 1925, hijo de un padre de origen judío alemán y madre católica con raíces húngaras, Newman se graduó en la Universidad de Yale y luego estudió actuación en el mítico Actor's Studio de Lee Strasberg, en New York.

En 1958, apenas cinco años después de su debut en las tablas, recibió su primera nominación al Premio de la Academia por su interpretación, junto a la salvajemente bella Elizabeth Taylor, en La gata sobre el tejado de zinc caliente (Cat on a hot tin roof), sobre el drama sureño de Tennessee Williams.

Desde entonces, su talento merecería otras siete nominaciones como actor: El buscavidas (The hustler, 1961); Hud, el más salvaje entre mil (Hud, 1963); La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, 1967); Ausencia de malicia (Absence of malice, 1981); Será justicia (The verdict, 1982); El color del dinero (The color of money, 1986), premio que terminaría llevándose; Ni un pelo de tonto (Nobody's fool, 1994) y Camino a la perdición (Road to Perdition, 2002); y una nominación como Mejor Película para Rachel, Rachel, film de 1968 en el que dirigió a Joanne Woodward.

Además de los mencionadas, Newman interpretó roles en decenas de películas que son ya clásicos del cine mundial; El cáliz de plata (The Silver Chalice, 1957), Butch Cassidy (Butch Cassidy and The Sundance Kid, 1969), El golpe (The sting, 1973), Infierno en la torre (The towering inferno, 1974) y Búfalo Bill (Buffalo Bill and the Indians, 1976) pueden citarse entre las más recordadas.

Por éstas y otras obras, en cine y en televisión, fue también merecedor de premios tales como el Golden Globe, el Emmy, el BAFTA, la Palma de Oro de Cannes y el Oso de Oro de Berlín, tanto en actuación como en producción y dirección.

Asimismo, la Academia cumpliría en honrarlo con otro Oscar, en 1986, por su contribución a la cinematografía y en 1994, con un Premio Jean Hersholt por su trabajo humanitario.

En resumen, se ha ido un magnífico actor, de las últimas glorias de un Hollywood dorado, quien, bien lejos de dejarse encandilar por las luminarias, no dudó en utilizar su nombre y su fama en beneficio de los más necesitados; la Newman's Own, que naciera como una fábrica de salsas y condimentos basados en sus recetas caseras, hoy es una gigantesca fundación que desde 1982 ha recaudado más de 250 millones de dólares, sólo para donarlos a causas benéficas alrededor del mundo.

Lo que se dice un gran tipo.

Pero grande de verdad.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Espejito, espejito...

¿Quién no se ha preguntado alguna vez si lo que vemos en el espejo, es apenas un reflejo de nosotros y nuestro mundo o, por el contrario, alguna otra dimensión maligna que insiste en copiarnos para tomarnos desprevenidos?

Pues bien, de agitar las aguas de esa pregunta se encarga Espejos siniestros (Mirrors), thriller sobrenatural protagonizado por Kiefer Sutherland (de vacaciones del duro Jack Bauer de 24) en el rol de un ex-policía que se gana el pan como guardia de seguridad, y que un buen día empieza a darse cuenta de que "los objetos en el espejo pueden estar más cerca de lo que parecen".

En esencia, Espejos siniestros no es una idea original sino que se trata de la remake del film de terror surcoreano Geoul sokeuro (Sung-ho Kim, 2003). Ahora, adaptada por el director francés Alexandre Aja, la historia llega con toda la parafernalia técnica de que es capaz Hollywood.

Se estrena en Argentina el 2 de octubre '08.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Bond... James Bond

El carismático agente secreto al servicio de Su Majestad, aquél que Ian Fleming imaginara como su alter-ego (él mismo fue miembro del Servicio de Inteligencia británico en sus años mozos), vuelve por sus fueros.

Así es, amigos y vecinos. Quantum of solace (a.k.a. Bond 22) está al caer, y somos ya varios los que nos anotamos para disfrutarla.

Por mi parte, más que un fan, siempre he sido un espectador casual de las aventuras del espía, pero he de reconocer que el capítulo anterior de la saga (Casino Royale, 2006) me atrapó al punto en que la considero la única de la serie digna de ser grabada y conservada para la posteridad. A la vez que el vituperado Daniel Craig me pareció una de las mejores encarnaciones, en años (incluyendo las del aplaudido Pierce Brosnan), del agente con licencia para matar.

No me perdonarán la vida los incondicionales de Sean Connery, Roger Moore y el mismo Brosnan, pero aun con las frivolidades y los efectos especiales típicos de las historias de Bond, creo que la actuación de Craig en Casino Royale va mucho más allá de lo meramente digno; dota a un personaje históricamente frío y demasiado "canchero" para mi gusto, de una cualidad humana que le hace ganar en dramatismo y, por consiguiente, en realismo argumental.

Por suerte para todos los que disfrutamos de un 007 más humanizado y sufriente, Daniel Craig vuelve a ponerse las pilchas.

Quantum of Solace fue dirigida por Marc Foster y coprotagonizada por Mathieu Amalric, villano de turno y las infaltables "chicas Bond": Olga Kurylenko y Gemma Arterton; repiten Judi Dench (la dura M), Jeffrey Wright y Giancarlo Giannini. Se estrena en noviembre, fecha a confirmar.

El póster, impecable. Como siempre.

A lo Bond... James Bond.