
Es lo que habrán pensado los productores, siempre preocupados en no bucear demasiado en busca de ideas nuevas. Así que mandaron a hacer un guión más o menos potable y le escribieron un mail al bueno de Tom Cruise, protagonista de la original, invitándolo a ponerse de nuevo el uniforme caqui y prepararse para el regreso.
Según parece, este se centraría nuevamente en la figura de Pete "Maverick" Mitchell (Cruise), quien sería ya un avezado instructor en la escuela de pilotos de elite de la U.S. Navy, al que de buenas a primeras le cae alguien que pretende moverle el piso. Claro que como no podía ser de otra manera, la recién llegada es una niña y... Bue, el romance estará servido. Y otra vez en medio del rugido de las turbinas de los poderosos cazabombarderos.
Son demasiados los casos en los que una continuación forzada, filmada con la única intención de hacer montañas de dólares (¿o es que existe otra razón...?), destroza y degrada al filme original. En este caso en particular, dudo mucho que una segunda parte le llegue a los talones a la primera.
Y es que Top Gun (1986, Tony Scott) consistió en un fantástico collage de tremendas escenas de acción aérea sazonadas con una docena de canciones interpretadas por los artistas del momento. El resultado fue impecable y con el tiempo, se convirtió en perfecto manual de uso para todo cineasta que deseara filmar aviones en batalla. Y por si fuera poco, los gigantescos F-14 surcando el cielo, los cascos coloridos y los anteojos Ray-Ban ahumados, se volvieron íconos para una generación de adolescentes que, luego de verla, no podían dejar de soñar con convertirse en pilotos de combate y conquistar a cualquier hija de vecino.
Por el bien de uno de los mejores recuerdos cinematográficos ochentosos, espero equivocarme.
Exorcisá a los malos espíritus viendo el trailer de la original:
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